Compañeras y
compañeros, personal docente, directivo y administrativo, tengan ustedes un muy
buen día y un muy cordial aprecio de mi parte, me permito primeramente
resaltar una palabra, GRATITUD, gratitud dirigida a todos los aquí
presentes que hacen posible la creación de estos espacios de
participación tan esencial como este, fortaleciendo así, el interés del
estudiantado en el conocimiento de las diversas posturas que podemos presentar
frente a los temas que nos compete. Compañeros, como todos saben, los
acontecimientos actuales tan frontales con la miseria y la brutalidad de
este sistema inhumano, que nos lleva a cuestionarnos del mundo en qué
vivimos y cómo estamos actuando frente a esto, me veo en la necesidad
de destacar el contexto de la mujer, por mi condición y
concepciones globales.
Bien
sabemos, vivimos en una sociedad capitalista del consumo, tanto hombres como
mujeres nos encontramos con un problema de clase, donde la mujer ha sido
oprimida desde tiempo atrás hasta tiempo actual, por conveniente el hombre se
ha considerado como opresor de la mujer, pero no se ha considerado que la
cuestión radica y proviene del sistema clasista, al encontrarnos contenidos en
las víctimas de éste sistema deforme y deformante.
La privación
de libertades de la mujer inicia en un punto particular de la historia, en el
momento en que la sociedad comenzó a estar dividida en clases sociales, esto se
dio por el afán de los seres humanos por producir recursos superiores al
necesario o suficiente para que algunos pudiesen sobrevivir, así se
aumentó la división entre una clase explotadora y una clase
explotada, que posteriormente daría la creciente división del trabajo. Si
analizamos y reflexionamos acerca de los oficios correspondientes entre los dos
sexos, la carga con el cuidado de los hijos de las familias, la
administración de la vivienda, el mantenimiento del hogar; entre otros.
El recurso que mencioné pasó poco a poco a ser controlado por los hombres, ahí
vemos como actúa el sistema y las consecuencias que trascienden a oprimir
a la mujer.
La historia misma está llena de ejemplos que
justifican las vivencias de la mujer de una manera poco agradable, todo
ello en diferentes lugares de la geografía mundial y citas de grandes
personajes que marcaron el rumbo de la humanidad, pero que ante la inconformidad
y estereotipos generados los traigo a colación, razonando sobre la cultura y la
clara atmósfera de discriminación por dar mayor validez a
mitos, creencias de su entorno que menormente permiten abolir el
capitalismo e implantar el socialismo como manera eficaz de liberación de las
mujeres , por ejemplo:
Platón decía
que “los hombres que habían demostrado ser cobardes, renacían como
mujeres”. Para Hipócrates “la mujer era sinónimo de enfermedad”.
San Pedro proclamaba que” las mujeres nacen para los hombres y no los hombres
para las mujeres”. Santo Tomas dijo “Las mujeres son hombres que
fueron mal formados, que quedaron deficientes” Gautier afirmó
“Considero a la mujer al modo antiguo: una linda esclava destinada a
nuestros placeres… para mí ella es siempre algo diferente e inferior”.
Nietzsche siempre habló desagradablemente de la mujer, declaró
“Las mujeres con incapaces de amistad ¡no pasan de ser gatos o
aves! O en el mejor de lo casos, vacas” , estas son tan solo algunas
citas ejemplares, pero también se han previsto actos donde la excusa es la
creencia, como en las Islas Fidji, ahí los habitantes preferían la carne de las
mujeres que la de los perros, los hombres no dormían junto a las mujeres por
que vivían con el temor de ser contaminados por “ el aliento femenino”,
así mismo los fieles a la tradición hebrea más ortodoxa, los hombres que
pertenecen a ello al orar dicen “ Gracias dios por no haber nacido mujer”, esto
son de los pocos ejemplos ya que en la publicidad misma, nos damos cuenta, en
las revistas de moda y concursos de mercancías mujeriles, nosotras mismas las
mujeres del común que no avistamos el problema del consumir y convertirnos en
totales consumistas por no estar precavidas de la manipulación del mercado y
como tal de clase opresora.
Si
observamos bien, la desigualdad social, dada por la distribución desequilibrada
de poder entre mujeres y hombres en la cual, los hombres priman en varios
aspectos, conllevando a la opresión de la mujer de forma individual y colectiva
, apropiándose de la fuerza productiva y reproductiva de sus cuerpos y
productos, tratados pasivamente o implementando la violencia, por eso ante
tales problemas aún sigue vigente esos pensamientos de mujeres no oprimidas, de
mujeres radicales que luchamos por eliminar el patriarcado donde las
costumbres, tradiciones, prejuicios, leyes impuestas, exponiéndose
diferentes grados de opresión patriarcal, teniendo mayor auge como
sistema básico de dominación y más poderoso que la desigualdad que hoy día se
percibe mucho más, por eso la organización e ideales de esta no nos deben dejar
que nuestro pensamiento se limite, ni que dejemos de transformar el contexto,
donde las mujeres asumimos en rol de clase proletaria y los hombres la tan
deformante clase capitalista, así que la lucha entre géneros debe ser la
apertura para que se dé el entendimiento igualitario de que todos y todas
estamos en una lucha de clases, como mujeres no debemos dejar servir a los
interés del capital y de la clase dominante, indignémonos por las injusticias
que vemos en cualquier parte del mundo, seamos creadoras de alegría, de la
reflexión que busca el bienestar del ser humano, luchadoras con esfuerzo y
tesón desde nuestra cotidianidad, mujeres que mejor comprenden los
infames atropellos a lo que estamos expuestas frente a aquellos que carecen de
sensibilidad humana, ignorantes de la fuente de humanidad que es la
mujer, no dejemos que sea fácil la dispersión de nuestra clase, trabajemos en
unidad, sigamos tejiendo y avanzando niveles de unidad de las mujeres y todos
los sectores sociales, sentando las bases de vida digna que estamos
construyendo y la transformación de la sociedad a través de una lucha contra
este sistema inhumano.
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